Hay una frase que los músicos escuchamos mucho: “qué suerte tienes, te dedicas a lo que te gusta”. Y sí, tenemos la suerte de dedicarnos a lo que hemos elegido. Supongo, que como la gran mayoría de la población de nuestro tiempo, ¿no?. Entonces, ¿por qué un electricista, un abogado o un piloto no escuchan ese comentario?. Hay mucha gente que no entiende que detrás de tocar un instrumento hay mucho estudio constante y diario. Y piensa que ser músico sólo significa subirse al escenario de vez en cuando a pasarlo bien.
Pues nada más lejos de la realidad. Un músico, si quiere mantenerse en forma y estar a su mayor nivel de manera constante, debe estudiar diariamente. Y estudiar no significa tocar las obras que te gustan. No. Estudiar significa hacer escalas y ejercicios de técnica, y sino, que se lo pregunten a mis vecinos. Y sí, es un aburrimiento para todos nosotros, no nos gusta y nos da pereza hacer lo mismo todos los días.
Aquí es donde entra la motivación. Para un instrumentista es básico mantener la motivación con su instrumento, con su carrera, con su trabajo. Pero claro, algunos llevamos ya años estudiando las mismas escalas porque, como sabéis, no son infinitas sino que hay las que hay, no más. Y sin ganas de estudiar, sin una motivación que nos empuje a ponernos a estudiar, no hay quien nos levante del sillón. ¿Cómo conseguimos motivarnos?
Lo primero, es marcarse objetivos a corto o medio plazo. La mejor manera de mantener el nivel es encontrar cosas que queremos tocar. Esto requiere que estudiemos nuestra técnica y nos mantengamos en forma y, además, amplía nuestros conocimientos de literatura musical.
Es importante no dejar de buscar repertorio. Cuando estamos estudiando los objetivos los marcan nuestros profesores. Pero una vez que dejamos de estudiar, somos nosotros mismos los que debemos seguir investigando en el repertorio de nuestro instrumento. No es necesario que sean obras de solista, también podemos investigar en el repertorio de música de cámara o en el orquestal. Es cierto, que si no hay una culminación para dicho objetivo, es decir, un concierto o un recital en el que podamos mostrar al público las nuevas obras, es muy difícil ponerse a estudiar. Pero para eso hay solución. En casi todas las ciudades de España hay posibilidades de montar un recital sin ánimo de lucro en las casas de la cultura, y eso puede ser una buena forma de culminar nuestro estudio. Y si no, hacemos llamamiento a nuestros amigos y familiares, montamos una merienda musical y juntamos comida y música en una velada inolvidable.
Por otro lado, tenemos el mayor de los objetivos a título individual: las oposiciones. Ya sean oposiciones de orquesta o de profesorado debemos mostrar nuestro mejor nivel al tribunal para poder ganar la plaza. En este caso, creo que no es necesario hablar de la motivación que nos mueve a estudiar como si no hubiera un mañana.
Otro aspecto que puede ayudar a motivarnos es rodearnos de gente que toque mejor que nosotros. Es decir, cuando escuchamos a gente a la que admiramos musicalmente, nos inspiramos, y nos entran ganas de ir corriendo a casa a estudiar, para poder transmitir con nuestros instrumentos como nos ha transmitido el músico al que acabamos de escuchar. Lo que nos pasa en realidad, es que al escuchar a alguien que nos inspira instrumentalmente, nos damos cuenta de que nuestro límite de calidad musical está aún por alcanzar, y que aún hay mucho margen para seguir mejorando día a día. No siempre se trata de ir a escuchar a celebridades o grandes orquestas. A veces tocar con gente más mayor, de cursos superiores, o incluso con compañeros que han estudiado en otras ciudades puede ayudarnos, pues aportan aire fresco en nuestra rutina.
Una manera que yo tengo de mantener mi motivación con el estudio de mi instrumento al máximo es el Duo Almira. Hay veces en las que me aburro de tocar sola. Estudiar el repertorio que estoy tocando con la orquesta o la preparación de oposiciones puede terminar siendo monótono y minar mi motivación. Ya sabéis que para mí Almira es mi sueño, que sería la persona más feliz del mundo si pudiera dedicarme en exclusiva a ello. Por eso, cuando mi motivación individual flojea, me zambullo en nuestro repertorio, nuestros conciertos, nuestros vídeos, nuestro blog. Esto me ayuda a motivarme porque me doy cuenta de que quiero ser mejor fagotista de lo que soy para poder seguir comunicando con nuestro público y seguir emocionándolo.
Así que corre, busca tus objetivos y lucha por tus sueños, pues son ellos los que mantendrán tu motivación bien cargada.