Este fin de semana están teniendo lugar las jornadas de orientación profesional para músicos Decide Tu Futuro 2, concebidas por Innova Música. Viendo los vídeos de muchos compañeros que han ido colgando en sus redes sociales me han asaltado algunas cuestiones que me gustaría compartir con vosotros.
Como resumen, para poneros en situación, deciros que en estas jornadas se intenta dar a conocer muchas opciones laborales que se pueden desarrollar en relación con la música que no consisten en tocar en una orquesta o ser solista internacional.
Hace diez años, cuando estaba en el conservatorio superior, me hubiera encantado poder tener acceso a unas jornadas como estas, para conocer los caminos que también podía escoger. Tanto Isabel como yo estudiamos en Musikene, Centro Superior de Música del País Vasco. Y puedo decir con toda seguridad que en nuestra generación, especialmente un par de cursos anteriores al mío, el nivel de ese centro era extraordinario. Allí se concentraban los mejores músicos jóvenes del país sin ninguna duda. Pero, ¿dónde están ahora?
Pues bien, igual que digo con toda la sinceridad del mundo que Musikene era el mejor conservatorio, ya que concentraba a los mejores profesores y músicos del panorama nacional e internacional, hoy en día pienso que la buenísima educación que recibimos no estaba bien enfocada.
¿Por qué? Pues porque allí sólo había una opción: ser músico de orquesta. Y no nos contaron que somos muchos más músicos que plazas hay en una orquesta. En España, la orquesta que más fagotistas o flautistas tiene en plantilla es la Orquesta Nacional de España, y son cinco. Pero claro, son cinco que han conseguido la plaza con veinte y tantos años y que no se jubilan hasta los sesenta si es que no cambia la ley de jubilación. ¿Y qué hacemos los que hemos nacido en generaciones que pillan a estos músicos en plena época laboral? Pues no tener siquiera oportunidad de opositar a esas plazas, claro está.
Y, lamentablemente, en nuestro país cada día se destila más la moda de no cubrir plazas vacantes de orquesta, sino contratar a músicos freelance para que cubran esas necesidades. Ya que a los freelance se les hace un contrato por los días que trabajan. Aunque toquen varias semanas seguidas, se les contrata semanalmente, por cada proyecto musical que realizan, lo que permite a las orquestas ahorrarse los fines de semana, las vacaciones, las dietas, etc. Para que nos entendamos sólo pagan las horas que el freelance está en la orquesta. Pero esto es un tema para otro post.
Además, quiero aclarar que no gana la plaza el que mejor toca, ganar una plaza de orquesta implica muchas cosas: dominar el instrumento, dominar el repertorio, tocar en el estilo que esa orquesta en concreto está buscando, ser lo que esa orquesta está buscando y tener suerte. Si, suerte. Suerte de llegar a tiempo para inscribirte en la prueba, suerte de que esa prueba en la que puedes encajar te pille en un buen momento con el instrumento. Y suerte de que el día de la prueba te encuentres bien y estés en condiciones de vaciarte y dar todo lo que puedes ofrecer.
Entonces, ¿qué ha pasado cuando hemos salido de Musikene? Pues que nos hemos lanzado todos a Europa, a seguir formándonos, estudiando con los mejores profesores que hemos encontrado para perseguir la plaza de orquesta. ¿Y dónde están esos alumnos prodigio?
Pues muchos, como sólo veían la orquesta como opción válida, y han visto que no es realmente una opción más que para unos pocos, se han rendido y han dejado la música. Algunos incluso con el rabo entre las piernas, pues se sienten dolidos y avergonzados de no haber cumplido con las expectativas. Otros, resignados, se han dedicado a la enseñanza musical, sin tener realmente vocación para ello. Otros pocos han sabido reinventarse y buscar una salida profesional que les gusta y está en contacto con la música. Y otros muchos se dedican a campos totalmente distintos.
¿Por qué muchos músicos sienten que no dedicarse a la interpretación es fracasar? Pues porque eso es lo que nos enseñaron en el conservatorio. ¿Dónde estaban las asignaturas que nos hubieran preparado para la vida laboral? Creo que había muchas asignaturas interesantes en el superior, pero yo salí sin saber cómo se hacía una factura, sin saber en qué consistía el mundo del freelance (algo que todos hemos sido), o cómo podía hacerme un músico autónomo. Tampoco me enseñaron a gestionar proyectos musicales, a llevar el marketing del mismo o sus redes sociales, a ponerme en contacto con programadores, etc. Por no decir que por supuesto no recibí ninguna clase sobre pedagogía musical, musicoterapia, producción musical, sonido, etc.
Obviamente, no puedo pretender saber mucho de estos aspectos si mi grado consiste en interpretación musical. Pero haber tenido acceso a unas nociones básicas, para saber si me interesaba alguno de esos campos y, sobre todo, tener acceso a la información de cómo podía formarme para llegara ser todas esas profesiones que envuelve el mundo musical y que no consisten en interpretar el instrumento o dar clase del mismo, hubiera estado muy bien. ¿Es el momento de plantear un cambio en la educación superior musical?