Ser profe no es fácil.
Le damos vueltas a la cabeza todo el tiempo. ¿Cómo puedo enseñar este concepto de forma sencilla? ¿Cómo motivo a mi clase? ¿Por qué este alumno presenta estas dificultades y cómo las solucionamos? ¿…?
Una de las cosas más importantes de la labor de un profesor es el diseño de la programación anual. Es decir, establecer qué va a enseñar, por qué, en qué momento, de qué manera, con qué objetivos, de qué herramientas se va a servir para ello y cómo va a evaluar su acción y la asimilación del alumno.
Algo que para mí es fundamental es hacer de mis alumnos un intérprete limpio.
Y con esto me refiero a evitar desde el primer momento todo tipo de “vicios” que el cuerpo puede intentar adoptar a la hora de hermanarse con un instrumento. El fagot, por ejemplo, es un instrumento bastante grande y algo aparatoso al principio, y conseguir que éste se convierta es una extensión de nuestro cuerpo lleva un tiempo. Es común que los alumnos, especialmente si son pequeños, adopten posiciones erróneas de forma inconsciente. Muchos apoyan el dedo gordo derecho en la madera, como intentando sujetar el instrumento –cuando se sujeta solo con el arnés-, otros encogen algún dedo de forma inconsciente, a otros se les juntan los dedos de la mano derecha, en lugar de quedarse relajados sobre cada una de sus llaves, etc.
Hay algo que me llama mucho la atención y es que algunos profesores enseñan las cosas “a medias”.
En fagot es muy común enseñar las notas del registro medio y agudo sin el uso de la llave de octava o de las llaves de resonancia. Esto supone tocar la nota “a medias”, pues nos falta una llave que es fundamental para que estas notas suenen bien y afinadas. Si no la empleamos obligamos a los alumnos a compensar con la embocadura, la lengua y la garganta su falta. Los que me conocéis sabéis que toco siguiendo la técnica de Ole K. Dahl, que implica la no compensación con cualquier parte del cuerpo, y que sólo se basa en el uso de la presión del aire para tocar. Pero no vamos a entrar en eso. Lo que quiero decir es que no entiendo por qué no se enseñan los contenidos nuevos de forma completa y correcta.
Desde la experiencia como alumna
sé lo difícil que es incluir una simple llave a una nota que se supone que sabía hacer desde hacía años. Aún hoy en día descubro en ocasiones que mi dedo gordo está haciendo el vago y no se coloca donde debe. ¿Cómo le explicas a alguien, que lleva tiempo escribiendo cogiendo el lápiz mal, que así no se hace y que ahora, aunque es capaz de escribir, debe poner los dedos de forma diferente? Es dificilísimo cambiar esos “vicios” que hemos aprendido siguiendo las instrucciones de nuestro profesor.
Desde la experiencia como profesora
he corroborado que a los alumnos, independientemente de su edad, no les supone mayor dificultad aprender las digitaciones correctas.
Por tanto, creo que usar “trucos” de digitaciones más sencillas al principio, para luego complicarlas no es nada positivo. Si necesitamos un poco más de paciencia al principio para asimilar un concepto nuevo no pasa nada pero, por favor, aprendámoslo bien desde el principio. Un buen ejemplo sería el empleo del teclado del ordenador. ¿Cuántos de nosotros escribimos con dos o tres deditos? ¿Cuántas veces hemos tratado de aprender a mecanografiar correctamente, pero por la falta de paciencia volvemos a escribir como ya “sabemos”? Con los instrumentos pasa lo mismo, una vez que “sabemos” tocar, es muy complicado tener paciencia para parar y volver a aprender a tocar de forma correcta.
Evitar “vicios” es fundamental para hacer de nuestro alumno un intérprete limpio y sin dificultades técnicas añadidas.
Tratar de facilitarle el aprendizaje de una digitación, simplificándola, no sólo no le ayuda, sino que en muchas ocasiones entorpece y ralentiza su aprendizaje. Es mucho más sencillo aprender algo una vez, que corregirlo una vez creemos que lo conocemos.
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