Muchos artistas nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida a la pregunta: estudias música, ¿y qué más?. O bien: y a parte de la música, ¿a qué te dedicas?.
Pues bien, hoy en día los músicos vivimos una situación muy complicada en España. Somos muchos los jóvenes que decidimos estudiar una larga carrera (14 años para ser exactos y sin contar el máster) y cuando terminamos, nos vemos en un mundo laboral muy poco prometedor.
Las vías más comunes y que más eligen los músicos son la interpretación y la educación, aunque hay algunas más como la gestión cultural, la musicología o el periodismo musical.
Aquel que se decante por tocar en una orquesta deberá esperar a que algún músico de orquesta se jubile, pues las plazas son indefinidas, lo que implica que si en la plantilla de una orquesta hay 4 flautas, esos cuatro flautistas que entraron en sus años mozos tienen unos 40 años de vida laboral por delante. Esto implica que sólo las generaciones que tengan suerte y pillen una oleada de jubilaciones en su mejor momento interpretativo se encontrarán con oportunidades para pelear por ganar esa única plaza disponible. ¿Cuál es el mejor momento interpretativo de un músico? Pues no se puede definir exactamente, ya que depende del contexto de cada persona, pero suele ser al haber finalizado sus estudios, haber adquirido algo de experiencia en el mundo orquestal y tener tiempo como para dedicarse al instrumento de forma completa y total para poder preparar unas audiciones a un nivel excepcional. Y, por último, no debemos olvidar que no gana el mejor, puesto que esto es muy subjetivo, sino que gana aquel que ofrezca aquello se asemeja más a lo que la orquesta en cuestión está buscando.
La segunda vía laboral es la educación.
Muchos músicos deciden dedicarse a la docencia, ya sea de su instrumento en escuelas o conservatorios o de música en general en colegios e institutos. Una vez han estudiado los másters o grados pedagógicos pertinentes, claro está. Esta vía es preciosa para aquellos que aman la docencia y, por tanto, disfrutan compartiendo su saber y ayudando a sus alumnos a formarse musical y personalmente. Pero crea muchas frustraciones, pues el horario de un docente suele ser incompatible con la vida orquestal, por lo que muchos profesores de música se ven obligados a dejar los escenarios para poder sacar adelante su trabajo. Y, no debemos olvidar, que todos aquellos que luchen por una plaza fija con cierta seguridad en el tiempo deben aprobar unas oposiciones, que salen de pascuas a ramos, puesto que hay 14 conservatorios en toda la Comunidad de Madrid, es decir, 14 profesores de fagot que tienen toda una vida laboral hasta conseguir su jubilación y dar paso a nuevos docentes.
Por este atasco laboral que existe en nuestro país en las dos vías que nos aportan seguridad económica y temporal a los músicos, es decir, que nos aporta una nómina mensual y una rutina horaria, nos vemos obligados a dedicarnos al mundo freelance.
Un músico freelance es un músico itinerante que va allá donde le llaman para tocar una semana como refuerzo en una orquesta, para sustituir en alguna baja en escuelas, conservatorios o agrupaciones musicales, etc. Hay algunas orquestas privadas o pequeñas, que luchan por salir a flote y que no tienen temporada fija que emplean a estos músicos freelance por proyectos.
Y diréis, pues muy bien, el que no tiene una plaza fija se hace autónomo, es una opción muy buena también.
Pues no, porque resulta que el músico freelance suele ser contratado por semanas (en el caso de las orquestas en general) o por meses (en las bajas de los conservatorios o escuelas), con un contrato y su consiguiente nómina. Por lo que no son autónomos.
¿Cuál es el problema?
Pues que si a cualquiera de estos músicos les pasa algo, pillan una gripe o se rompen una muñeca y no pueden tocar en meses, pierden sus contratos y no tienen de qué vivir, puesto que no les corresponde una baja por enfermedad. Y, al haber trabajado por semanas o periodos muy cortos de tiempo, nos cuesta muchísimo tener una retribución decente si nos apuntamos al paro, puesto que nuestra cotización es muy escasa.
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